Nuestra época es peligrosa; una época de gran maldad y tentaciones, de confusión y conmoción. En estos tiempos peligrosos, el profeta del Señor sobre la tierra, el presidente Thomas S. Monson, nos ha llamado a rescatar a los heridos en el espíritu, a defender la verdad con valentía y a edificar el reino de Dios. Sea cual sea el nivel de espiritualidad, fe u obediencia que tengamos en este momento, no será suficiente para la obra que tenemos por delante. Necesitamos mayor luz y poder espirituales; necesitamos ojos para ver más claramente al Salvador trabajando en nuestra vida y oídos para oír Su voz más profundamente en el corazón.
Esta maravillosa bendición llega cuando abrimos nuestro corazón y recibimos, realmente recibimos, al Señor Jesucristo, Su doctrina y Su Iglesia en nuestra vida. No tenemos que ser perfectos, pero debemos ser buenos y seguir mejorando. Debemos esforzarnos por vivir las verdades simples y sencillas del Evangelio. Si tomamos sobre nosotros el nombre de Cristo, si actuamos con fe en Él para arrepentirnos de nuestros pecados, si guardamos los mandamientos y siempre le recordamos, recibiremos la compañía del Espíritu Santo mediante la misericordia y la gracia de Jesucristo.
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