Jeffrey R Holland


Sin embargo, creo que nuestra enseñanza puede conducir a cierta sanidad de naturaleza espiritual. No puedo creer  que tanto de lo que escribió Mateo se enfocara en el ministerio del Salvador a la gente con problemas, afligida y consternada, si no hubiera un propósito. Y como sucede con el Maestro, ¿no sería maravilloso medir el éxito de nuestra enseñanza con la sanidad que ocurre en la vida de los demás?

Permítanme ser más específico. Cuando enseñen, en vez de limitarse a simplemente dar una lección, tengan a bien esforzarse un poco más por que el espiritualmente ciego héroe del básquetbol vea realmente, o por que la espiritualmente sorda reina de la belleza escuche realmente, o por que el espiritualmente inválido presidente del estudiantado realmente camine. ¿Podríamos esforzarnos un poco más por fortalecer a los demás de una manera tan poderosa que, sean cuales sean las tentaciones que el diablo ponga en su camino, ellos sean capaces de resistir y de esa forma y en ese momento estar realmente libres de maldad? ¿Podríamos esforzarnos un poco más por enseñar de una forma tan poderosa y espiritual que podamos realmente brindar ayuda a esa persona que sienta soledad, que viva sola, que llore en la oscuridad de la noche? (Enseñando, Predicando, Sanando, Liahona enero 2003, Pág. 14-17). negrilla y subrayado añadido

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