Él,
que nos enseñó a amar al Señor nuestro Dios con todo nuestro corazón, alma,
mente y fuerza, y a nuestro prójimo como a nosotros mismos, es un maestro de la
verdad. Pero es algo más que un maestro: es el Ejemplo de la vida perfecta.
Pero es más que un ejemplo: es el gran Médico. Pero es algo más que un médico:
es, literalmente, el Salvador del mundo, el Hijo de Dios, el Príncipe de paz,
el Santo de Israel, sí, el Señor resucitado que declaró: “He aquí, yo soy
Jesucristo, de quien los profetas testificaron que vendría al mundo... soy la
luz y la vida del mundo”. “Soy el primero y el último; soy el que vive, soy
el que fue muerto; soy vuestro abogado ante el Padre”. (El
Ejemplo del Maestro, Presidente Thomas S. Monson, Liahona enero 2003, Pág. 7.)
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