Thomas S Monson

Si en verdad buscamos a nuestro Señor y Salvador, ciertamente le hallaremos. “Él viene a nosotros como alguien desconocido, sin nombre, como cuando en la antigüedad, caminando por la playa, acudió a los hombres que no le conocían, y nos dice las mismas palabras: ‘Sígueme tú’, y nos asigna las tareas que Él tiene que cumplir en nuestra época. Él manda, y a los que obedecen, siendo sabios o sencillos, se les revelará en las labores, en los conflictos, en los sufrimientos que padezcan a lo largo de la relación que mantengan con Él, y... aprenderán por experiencia propia quién es Él”.   (El Ejemplo del Maestro, Liahona enero 2003, Pág. 7).

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