Thomas S Monson


A la vuelta de la esquina un amigo tengo yo,
en la ciudad en que vivo, de tan grande extensión;
pero un día y otro pasan, y las semanas también,
y de pronto me doy cuenta de que un año ya se fue.
No he ido a ver a mi amigo, tan bueno y tan fiel,
pues esta vida es carrera vertiginosa y cruel.
Más él sabe que lo quiero igual que ayer,
cuando yo iba a su casa y a la mía venía él.
Entonces éramos jóvenes y teníamos mucho tiempo;
ahora que soy un hombre, no me detengo un momento.
Cansado estoy ya de este juego sin sentido;
cansado del esfuerzo por alcanzar el prestigio.
“Mañana”, digo, “mañana a mi amigo iré a ver,
sólo para demostrarle que sigo pensando en él”.
Pero un mañana viene y otro mañana se va,
y la distancia entre ambos aumenta cada vez más.
A la vuelta de la esquina —¡parece tan lejos ser!
De pronto, alguien me avisa:
“Murió tu amigo José”.  
(El Ejemplo del Maestro, Liahona enero 2003, Pág. 5).

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