Liahona Mayo 2013, Élder Craig A. Cardón, De los Setenta

Élder Craig A. Cardón, De los Setenta:
 
"¿Qué es más fácil, decir: Tus pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda?".

Sin esperar a que respondieran, el Salvador continuó: "Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): A ti te digo: ¡Levántate!, toma tu lecho y vete a tu casa". ¡Y lo hizo!

Mediante esta milagrosa curación física, el Salvador nos confirmó a todos esta verdad espiritual infinita­mente más potente: ¡el Hijo del Hom­bre perdona los pecados!

Si bien todos los creyentes aceptan fácilmente esta verdad, no se reco­noce de manera tan fácil la verdad esencial que la acompaña: el Salvador perdona los pecados "en la tierra" y no simplemente durante el juicio final. Él no nos disculpa en nuestros pecados; no aprueba que volvamos a los pecados pasados, pero cuando nos arrepentimos y obedecemos Su evangelio, Él nos perdona.


En este perdón vemos que el poder habilitador y redentor de la Expia­ción se aplica de manera armoniosa y amable. Al ejercer la fe en el Señor Jesucristo, el poder habilitador de Su expiación nos fortalece en nuestros momentos de necesidad, y Su poder redentor nos santifica cuando nos "[despojamos] del hombre natural". Esto brinda esperanza a todos, espe­cialmente a aquellos que piensan que el Salvador no está dispuesto a ayudar y a salvar cuando se vuelve a ceder a la debilidad humana.   (El Salvador desea perdonar, Liahona Mayo 2013, Pág. 15)

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