El presidente James E. Faust enseñó: “El sacerdocio es la autoridad delegada al hombre para ministrar en el nombre de Dios”. El Sacerdocio Aarónico posee las llaves del ministerio de ángeles.
Cuando amen a los hijos del Padre Celestial, Él los guiará y enviará ángeles para que los ayuden. Se les dará poder para bendecir vidas y rescatar almas.
Jesucristo es su ejemplo. Él “no vino para ser servido, sino para servir”. Ministrar significa amar y cuidar a los demás. Significa atender a sus necesidades físicas y espirituales. En pocas palabras: significa hacer lo que el Salvador haría si estuviera aquí. (Tu sagrado deber de ninistrar, Liahona Mayo 2013, pág. 55)
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