Una de las influencias más grandes que una persona puede tener en este mundo es influir en un niño. Las creencias y la autoestima de los niños se forman a temprana edad. Todo aquél que esté dentro del alcance de mi voz tiene el poder de aumentar la confianza que un niño o una niña tengan en sí mismos, y de acrecentar la fe de un niño en el Padre Celestial y en Jesucristo mediante las palabras que expresen. (Las palabras que expresemos, Liahona Mayo 2013, pág. 81)
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