Jeffrey R Holland


Las Escrituras dicen: “Y se os dará el Espíritu por la oración de fe; y si no recibís el Espíritu, no enseñaréis” (D. y C. 42:14). Esto nos hace saber no sólo que nada enseñarán, o que no serán capaces de enseñar, o que enseñarán de forma ínfima; no, es más que eso, es la forma imperativa de la segunda persona del plural: “No enseñaréis”. Si lo cambiamos a la segunda persona del singular (No enseñarás), suena como el lenguaje del monte Sinaí: es un mandamiento. Éstos son los alumnos de Dios, no los de ustedes, como la Iglesia es de Dios y no de Pedro ni de Pablo, ni de José ni de Brigham.
 

No se desanimen. Dejen al Espíritu influir en ustedes de maneras que tal vez no vean ni reconozcan. Lograrán más de lo que se imaginan si son puros de corazón y tratan de vivir de la forma más recta que les sea posible.   (Enseñando, Predicando, Sanando, Liahona enero 2003, Pág. 21).

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