Asegúrate de que toda decisión que tomes, ya sea temporal o espiritual,
esté basada en lo que el Salvador desea que hagas. Cuando Él es el centro de
nuestro hogar, hay paz y tranquilidad; y llena la casa un espíritu de seguridad
que todos los que viven allí sienten. (“La paz
en el hogar”, Liahona Mayo 2013, pág. 29)
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